¿Callar, por qué no debo?
no puedo petrificar mi lengua,
disfrazarme de alienado con esta contienda
contemplar el horizonte plasmado en lunático.
¿Dónde quedan los desconcertados poblados?
¿Dónde habrán de refugiarse?
A salva de descargas y metrallas
reptar por subsuelos, en antros amurallarse.
No serán hartas las madrigueras...
para guarecerse escasearán las piedras,
código indómito el de una guerra
no transigir la gracia, repudiar una clemencia.
Aunque te enmascares con tu halo enigmático
eres anunciada noticia letal,
desaveniencia que rige un epílogo fatal
al que devora su engaño por servil tonto.
Los reventones no serán de fallas artificiales
de aquellos que proclaman efemérides,
chispazos que auguran ruina y muerte
sin desdeñar al pusilánime o fuerte.
Se llenan los ríos y cascadas de incalculables sollozos
no se suman, se multiplican todas ellos;
conviértanse las centellas y tronidos en chillidos,
sufrimiento y pánico de fortuitos mártires.
Sin explicación huyó el piar de las aves
acaparan, a un cielo, el silbar y rugido de máquinas,
minas y granadas, los nuevos personajes
arrinconan, a un sigilo, con sus aullidos.
¡Oh, tierra, tu la pobre, no te concibes!
¡Es tú destrucción, es tú propósito...Así lo entiendes!
¿Hasta cuándo una injusticia nos soyuzga y regenta?
¿Hasta dónde esa apatía y torpeza?
Es la estela de las súbitas miserias
la que oculta las urbes y campiñas,
convierta el negro humo en absepsia
aquello que no quiere vigilarse, mas allí está.
TÍTULO: CONTIENDA
SEUDÓNIMO: ALAMEDA
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