martes, 24 de octubre de 2023

"XVII CERTAMEN LITEARIO GENTE MAYOR". YA ES NAVIDAD. NARRATIVA

Y A   E S   N A V I D A D

 

Ya están próximas las Fiestas de Navidad. La ciudad se prepara para  celébralas, engalanando sus calles con atractivas guirnaldas y múltiples luces de variados colores, que dan a las mismas un aspecto radiante  de alegría.

En algunas céntricas calles y jardines adyacentes, que tienen en sus aceras árboles,  también  lucen, entre sus ramas, diminutas bombillas de  diferentes colores que tenuemente iluminadas, envían, con sus parpadeos, mensajes de felicidad a los viandantes que por allí transitan.

Igualmente,  las fachadas de algunos edificios más emblemáticos de la ciudad,  también han sido  ricamente iluminadas, resaltando la belleza de sus adornos arquitectónicos

 Multitud de personas recorren   las céntricas calles de la ciudad, en un alocado ir y venir, contemplando la infinidad de artículos que las  numerosas tiendas,   ofrece en sus  escaparates ricamente  adornados. Todos estos viandantes, llevan en sus manos bolsas y paquetes con los regalos,  que como muestra de buena voluntad y cariño,   ofrecerán a sus seres queridos en estas próximas  fiestas

Noelia, es una bella jovencita de 10 años, que desde la ventana de su modesta casa, contempla el fascinante espectáculo  de las  luces de la  ciudad que hasta ella llegan, con un guillo de complicidad.  Su alegría  es grande, pues en estas fiestas, son días de comer  pasteles, turrones y, sobre todo, esperar con ilusión,   los regalos de los Reyes Magos, que ella este año confía le traigan esa linda  muñeca que tanta ilusión le hace.

             — ¡Oye mama!  —le dice— Tú crees que este año los Reyes Magos me traerán esa muñeca tan "chuli" que hemos visto,

 

            La madre, aparta la vista de la ropa que está confeccionando  y, con  los ojos humedecidos por el dolor de una madre, contempla, con infinita ternura  a su hija. ¿Cómo le dice  a la pequeña Noelia, que este año las Fiestas serán muy tristes y que los Reyes Magos, quizás pasen de largo?  La familia está pasando por momentos muy difíciles, debido a la falta de trabajo del padre, y esto se nota en la vida del hogar.

 

            Haciéndose eco de la ilusión de su hija,  ella no tiene  más remedio  que decirla la verdad a la niña.  No puede esperar que lleguen esos  días, en que la pequeña espera celebrar las fiestas con dulces y  recibir, en la noche  de Reyes, su  muñeca preferida.  ¡Qué  despago se llevará en ese momento,   cuando se encuentre, con la desagradable sorpresa, de no tener nada… de nada!

 

            — ¡Mira hija!, —le dice con voz quebrada por el dolor—. Este año posiblemente no podamos celebrar la Navidad, como a ti te gustaría,  tu padre está sin trabajo y los tiempos son difíciles. Yo no sé si  los Reyes Magos habrán recibido la  carta que tú le mandaste pidiéndole esa  muñeca que  quieres. Quizás habrá que esperar al año que viene

 

            Noelia, a pesar de su corta edad,  comprende la situación familiar y las dificultades por las que están pasando sus padres.  Recuerda algunas de las palabras que ha escuchado en las conversaciones  de ellos, comentando la situación, incluso los esfuerzos que  ellos mismos tienen que  hacer para que ella no se dé cuenta de nada.

 

La niña, todas las tardes  sale a  pasear por las calles de la  ciudad, le gusta  ver las tiendas de juguetes con sus escaparates  llenos de muñecas, de diferente estilos, ricamente vestidas  con variados trajes, ¡que son un primor!    Las gentes se aglomeran en los establecimientos, comprando diversos regalos para mayores y pequeños, todos ellos son generosos en sus compras. La multitud cruza la    calle, bajo una bóveda  de  luces de diferente colorido que  hacen más agradable pasar bajo ella.

 

Llena de curiosidad, se  va deteniendo  en  los escaparates de algunas pastelerías para ver la  variedad de dulces y exquisitas golosinas que para estas fechas allí se ofrecen, ella con solo verlas,  se  relame los labios y… continúa su paseo. En otras tiendas  de ropa, contempla los vestidos que quisiera que su madre le comprara y  que  tanto  le gustaría tener.

 

 Transita por  las diferentes calles y  plazas, todas ellas muy concurridas en estas Fiestas y en todas ellas encuentran algo con que distraerse. En  la Plazas Mayor, hay numerosas casetas  en las que se exhiben y se venden diversos artículos, ella va  caminando y se  detiene en  algunos puestos,   para ver con más detalle todo lo que allí se ofrece. De momento, escucha una música que envuelve el ambiente y, que no le es conocida, pero no obstante, le gusta escucharla. Decide ir  en busca de ella.

 

 La música procede de la cercana Iglesia de La Purísima. Movida por la curiosidad, propia de su edad, se acerca hasta el Templo. Se detiene ante el  Pórtico, ricamente adornado con infinidad de figuras, que a ella tanto le llaman la atención y nunca se cansa de mirar. Finalmente  abre la puerta de la Iglesia y, observa su interior, con manifiesta curiosidad y, al final, se decide entrar. El Templo está envuelto en una tenue penumbra,  solamente iluminado   por las pequeñas lamparillas   ubicadas en las   pequeñas Capillas que están  dedicadas a un determinado Santo. 

 

Por los  rosetones, que adornan la bóveda  de la Iglesia,  entra cierta luminosidad al interior del templo  Esta falta de luz, no le impide ver cuántos objetos adornan la iglesia. En su recorrido por el interior de la misma, sigue escuchando aquella música que tanto le agrada y que fue el motivo de su entrada. La música que se oye  —es gregoriana—  y procede de   un viejo  órgano, situado  en el coro alto de la templo y que alguien magistralmente la está tocando.

 

La niña, lentamente se dirige al fondo de la Iglesia, caminando por el pasillo  central, va observando, a ambos lados de la nave,  todo lo que la rodea: altares, capillas y cuantas imágenes le salen al paso. Cuando llega al Altar Mayor se para ante una imagen de la Virgen con el Niño en Brazos, que preside el Altar.  Mira y la remira, varias veces  y después de observarla detenidamente  con todo detalle, se dirige a Ella y le dice:

 

— ¡Oye Virgen!, ¿tú y tu Hijo, sí que celebráis la Navidad?... Mis papas y yo, no la celebramos,  ellos  no  tienen dinero.

 

            Ella queda en silencio  contemplando a la Señora. Espera su respuesta, que no se produce. Al poco rato la dice.

 

            — ¿A tú hijo también  le traen juguetes los Reyes Magos? ¡A mí, nunca  me han  traído nada!  Mis cartas no llegan a donde  ellos están.

 

 Permanece quieta un poco tiempo, mirando la imagen y, esperando nuevamente su respuesta. Como  ésta no se produce, se despide.

 

— ¡Bueno Virgen… me voy a casa!

 

 Con su manita le dice adiós  y, dándoles la espalda, se dirige a la puerta.

 

            En el interior del templo sigue sonando esa música  que tiene fascinada a Noelia y que tan grato recuerdo va dejando en ella.

 

. . .

 

            Han pasado los días, por fin ha llegado el día tan esperado. Ya es  Navidad. Noelia ve como las gentes se mueven en alocado frenesí de un lugar a otro y observa los preparativos que ellos hacen para celebrar la fiesta de esa noche. Los establecimientos están llenos de personas  comprando una y mil cosas. Todo es alegría y felicitaciones de "Feliz Navidad"

 

 Ella  está en casa con sus padres y no ve tantos preparativos. La cena que ellos han dispuesto  para celebrar tan magno acontecimiento,  es muy simple. Solo  hay una bandeja con algunos alimentos muy humildes,   que sus padres  los  compartirá con ella, con  gran cariño. No tienen otra cosa que ofrecerle.

 

 

            De pronto… allá, en la lejanía de la calle, se empieza a escucharse, tenuemente, los acordes de una música. Noelia la escucha y presta atención.   Sabe que es la misma melodía que oyó cuando visito  el Templo, es  la música  gregoriana que tanto le gustó.  La melodía se va escuchando cada vez más cerca…, ya debe estar en la puerta de su casa. Es entonces, como si  movida por un fuerte resorte, se pone en pie y se acerca corriendo hasta la ventana. Con su carita pegada a los cristales, observa como allí fuera, donde suena la música,  envuelta en un gran resplandor, de mil colores, está la Señora, la Virgen con el Niño,  que ella viera en la iglesia.

 

            Corre hasta la puerta de la casa,  la abre impetuosamente, esperando encontrarse con la Señora y, casi tropieza con unos paquetes que hay en el suelo. ¡Qué desilusionada se ha queda, la Señora y su Hijo no están!

 

            Los padres asustados por la actitud de su hija, salen corriendo detrás de ella, hasta el portón de la casa y, contemplan asombrados, los muchos paquetes que hay en el suelo.

 

            — ¿Qué es esto Noelia, —preguntan confusos— quien los ha traído?

 

— ¡Los ha traído La Señora que conocí en la Iglesia y que estaba con su Hijo!  Yo la pregunte si ellos celebraban  la Navidad. ¡Pero no me contesto!

 

           

            Noelia esta como loca. Hay muchos paquetes.  Coge uno de ellos, lo mira  por uno y otro lado y,  lo vuelve a  dejar donde estaba. Así va haciendo con cada uno de ellos, no sabe por dónde empezar. Su nerviosismo es grande.

 

            Los padres miran aquellos envoltorios y, al mismo tiempo, contemplan la carita de su hija, que loca de alegría los va mirando todos.

           

A medida que van abriendo  los paquetes, comprueban  que no sólo hay abundante  y exquisita comida, sino también una caja un poco más grande que las demás. Noelia, intrigada, coge la caja entre sus manos, la abre y cuando mira su interior, se queda alucinada, su  carita se ilumina con una expresión de asombro y alegría…. Allí dentro esta   la muñeca tan  "chuli" que ella quería.

 

            La música  gregoriana,  que pone fondo a cuanto allí sucede, sigue oyéndose. Los padres de la niña, también la escuchan, pero poco a  poco sus acordes se van perdiendo en la lejanía.

           

            La Señora y su Hijo, ya no están, se ha ido, pero han dejado,  en aquella casa de una  familia humilde, la felicidad de una niña y sus padres, en unas fechas tan emblemáticas.

 

            La ilusión de Noelia, se había cumplido,

 

FIN

 

 

 

    

                                                                                                                                               RAMARIM

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