miércoles, 11 de octubre de 2023

"XVII CERTAMEN LITERARIO GENTE MAYOR" - NARRATIVA- "Fin de la cita"

"Fin de la cita"


Hace mucho tiempo que trabajo en este banco. Comencé a los dieciocho años. Mientras mis amigos estudiaban para presentarse al selectivo, yo iba a una academia para preparar oposiciones a bancos y cajas. Aprobé y me fui a hacer un cursillo a Madrid. Al terminar el curso, me destinaron a un pueblecito de Teruel. Allí me aburría mucho, era joven y con ganas de aventuras. Ahora pienso mucho en aquel tranquilo pueblo, lo echo de menos.

Estudié económicas por la UNED, qué otra cosa podía a hacer en aquel lugar vaciado. Empecé a promocionarme dentro del banco. A los treinta y cinco años vine a trabajar a la sede central, en Madrid. Cuando llegué, Jaime Losada era subdirector de relaciones institucionales. Su jefe, le encargaba todos los asuntos que más le molestaban. Jaime caía bien a los representantes de instituciones que venían a solicitar la colaboración del banco. Él les dejaba hablar y en raras ocasiones los interrumpía. Su cara siempre ha sido un poco extraña. Su ojo estrábico y ciertos tics que se le escapan de tanto en tanto, da a su rostro un aspecto enigmático. Él nunca les daba una respuesta clara. Les decía cosas como "Lo más importante que se puede hacer por vosotros es lo que vosotros podáis hacer por vosotros". Se marchaban desconcertados, pero con la esperanza de recibir la ayuda solicitada. Rara vez pasaba.

La buena imagen que proyectaba entre los clientes y la aptitud con la que solucionaba los problemas del departamento llamó la atención de la dirección del banco. Lo promovieron a una de las subsecretarías de la gerencia. Allí continuó cosechando éxitos personales, con la virtud de no crearse enemigos entre sus iguales y dejar que las cosas sucedieran sin actuar. Una de sus frases favoritas es "no tomar decisiones, y eso en sí, es una decisión".

El banco organizaba algunas jornadas de convivencia entre diferentes estamentos. En una de aquellas jornadas, coincidí haciendo senderismo con Jaime. Quería hacerse el campechano con los subordinados, pero le salía como una parodia del Juan Carlos. Andaba braceando de forma muy ostentosa, pero con los codos siempre en ángulo recto, como un robot. Cuando parábamos a hacer un descanso, él nos contaba algunas anécdotas, sin gracia, pero como hablaba de una forma un tanto atropellada y sin vocalizar bien, le salían algunas frases muy curiosas, como aquella "Somos sentimientos y tenemos seres humanos". No caía bien a los subordinados. Se convirtió en el objeto de nuestras burlas, le llamábamos Jaimito Sosa, por lo sosón que era, aunque lo de Losa también le venía bien, porque se quería hacer el simpático e insistía hasta el aburrimiento.

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