Cara a la pared
De vez en cuando
entro en el cuarto donde están,
amontonados,
mis recuerdos.
Los hay de todas clases.
Y en su vorágine por llegar siempre los primeros,
se apoyan unos en otros
empujando a los más débiles
al fondo,
para que se pierdan en el pozo oscuro
de donde ya no podrán salir jamás.
Tengo miedo
de perder los importantes.
Por eso los escribo.
Pero miento:
no me atrevo a enfrentarme a la verdad.
Los separo, uno a uno,
y los voy maquillado,
inyectándole botox;
entonces, los saco del cuarto oscuro
y los expongo a la luz:
una y otra vez,
hasta que acabó por creérmelos
yo también.
Pero ya no son mis recuerdos.
Son como esas imágenes
retocadas con Photoshop,
se nota que no son auténticos
porque son todos agradables
y los recuerdos,
a veces,
no son agradables:
son sórdidos.
Tanto, que sólo somos capaces de recordarlos
cara a la pared.
El Bubilo
No hay comentarios:
Publicar un comentario