jueves, 2 de julio de 2015

29. AMOR EN LA MADUREZ

Levaban 40 años de casados compartiendo momentos de pasiones, estrecheces y penurias al principio y después una merecida holgura económica cuando sus hijas acabaron sus estudios y decidieron emprender viaje ellas solas y se independizaron.
Su matrimonio podría calificarse como bien avenido,"estable" sin altibajos y tal vez por ello, la rutina se había instalado entre ellos. Él, nunca gusto de flirteos ni aventuras extra matrimoniales, porque a su lado, cada noche, dormía la mujer de sus sueños, la mejor, la única. A pesar de ello,había perdido ese hormigueo que, en sus primeros años de relación, le recorría de pies a cabeza cuando contemplaba a su mujer y las mariposas que antaño revoloteaban en su estómago hace tiempo que estaban aletargadas 
A ella jamás se le pasó por la cabeza que pudiera volver a enamorarse.
La infidelidad nunca estuvo en el terreno de lo probable.
El sexo se había convertido en una obligación que había que satisfacer un día a la semana... y no es que no disfrutaran cuando se ponían a ello, pero la falta de novedad se había convertido en un lastre. Nunca había tomado la iniciativa (su educación religiosa se lo impedía) pero su esposo disfruto de ella cuando quiso. Ella jamás lo rechazó .
Durante un tiempo, los dos echaron en falta un poquito mas de picante , pero ninguno se atrevió a sugerirlo. Él, porque pensaba que su mujer lo tomaría por un pervertido, y ella.... ella no quiso asustarlo con sus fantasías. Su marido era tan escrupulosamente correcto... Pero cuantas noches se había dormido pensando que era una lástima no haber conocido el sexo desenfrenado que veía en algunas películas, esa atracción fatal que te hace perder el norte y elevarte del suelo
Un día apareció...¿como decirlo?...su "alter ego". Un compañero de trabajo que a base de charlas, confidencias y sonrisas había conseguido ser indispensable en su vida. Le era imposible sacárselo de la cabeza . Descubrieron ambos lo a gusto que se encontraban juntos y habían llegado a tal punto de complicidad que cada uno era para el otro el hombro en el que querían desahogarse cuando les sacudía cualquier contrariedad en sus vidas. Y como las golondrinas en primavera, volvieron las mariposas a revolotear por sus tripas , y volvió la ilusión, y el sentirse en las nubes cada vez que el le regalaba una mirada o una tímida sonrisa. 
Sabía, que ella nunca iba a insinuarle nada, pues, fue educada en una sociedad en la que no le está permitido a la mujer tomar ciertas iniciativas.Eso es patrimonio de los hombres...pero intuía, que el día en que él se decida a llamar a su puerta iba a entrar hasta la cocina.
¿Que hacer? Ser o no ser infiel.
Sabe que contárselo a su marido solo serviría para deshacer su matrimonio pero tenía que ser coherente consigo misma , y su conciencia le decía que antes de empezar una segunda relación tenia que acabar con la primera.
Quería a su esposo y odiaba infringirle daño alguno, pero ya no lo amaba, y la pasión de antaño hace mucho se había esfumado... Y tomó cartas en esta historia de amor que en otoño de su vida le hacía sentirse como una adolescente .
Y habló... Le dijo que entendía que quisiera separarse que estaba dispuesta a dejar el hogar conyugal, porque si no vivía esta historia se arrepentiría todos los días del resto de su vida.
Su esposo calló y otorgó. Optó por mirar para otro lado y asumir el giro que había tomado su matrimonio.
Prefirió compartirla a perderla.
Ella ahora sigue casada y viviendo una historia en paralelo discretamente, sin hacer alarde en público del feliz momento que está viviendo
La infidelidad puede ser algo habitual entre las parejas, lo no frecuente es que se acepte y se consienta sobre todo si es la mujer quien se salta las normas, aunque tal vez haya otras deslealtades que deberían tenerse mas en cuenta.
Sigue viendo en su esposo a la persona junto a la que quería envejecer, consciente de que estaba a la vuelta de la esquina el día en que el sexo se acabaría entre ellos y serian dos ancianos prestándose ayuda, apoyo, y sobre todo ternura, cariño y compañía. Quería ser el hombro en el que su esposo descansara sus plateadas sienes, cuando de sus labios solo salieran besos inocentes.
Pero ella no eligió volver a enamorarse
No fue deshonesta ni desleal, sino valiente, pues sabiendo que podía perderlo todo quiso afrontar la situación sin esconderse. También fue egoísta... quiso sincerarse para aligerar su conciencia pero sobre su conciencia ahora está el pesar que le produce haberle hecho daño a su esposo.
Dedicaría el resto de su vida a compensarle por el dolor causado y por seguir a su lado apoyándola en silencio en esta nueva oportunidad que le brindaba la vida ...aunque sabía que a veces, a solas, se derrumbaba y le desbordaba un llanto que no podía contener
Decidió revivir la pasión a sabiendas del peligro que entrañaba , viviendo de la manera mas honesta posible. 
Jamás le faltó al respeto.
Por el amor de su juventud, hubiera dado la vida (y aún hoy mismo la daría) y hubiera ido al fin del mundo si él se lo hubiera pedido.
Por el amor de su madurez había roto todos sus esquemas y había entregado su alma al diablo.
Su esposo fue el hombre de su vida... El otro , el hombre de sus sueños

PILAR HERNÁN ARENZANA

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