miércoles, 15 de junio de 2016

2. EL LEÑADOR ENAMORADO, LEONARDO ALBERT CASADÓ

EL LEÑADOR ENAMORADO



Mira que está fresca el agua
del río por la mañana.
Vienen pájaros y beben.
El martín-pescador pesca sus peces.
El río arrastra con sus rumores
humanas esperanzas e ilusiones.
El sol se levanta, dora los campos
o, a veces, se oculta como avergonzado.
Tú, mujer, sin dejar un solo día,
bajas hasta el río, resignada.
Cuando has llegado hasta la misma orilla
apoyas sobre piedras tus rodillas,
a pesar de tus años y tus canas.
Te empleas en lavar las blancas sábanas,
vestidos de tus nietos, los manteles;
ropa de los que dicen que te quieren
llenan cada día tu canasta,
si hace sol como si llueve.
Te observo a diario desde una peña
cuando vuelvo del bosque con mi hacha
y con la leña que mi fiel jumento,
con ruidosos relinchos de contento,
acarrea feliz para su venta
pues sabe que es así nuestro sustento.
Lavandera, vente a vivir a mi casa
y ante una llar bien caliente,
te daré mi amor sincero
para pasar los dos juntos
lo que nos quede de tiempo.
Que todo el mundo se entere
que es, así, como lo hemos decidido;
y que lo sepan tus hijos
y tus parientes y amigos,
que nadie se ha mostrado agradecido
a todos tus enormes sacrificios.
Lavandera de mi vida,
lava solo para mí
que yo te traeré mi leña
y tendremos un hogar
con un pequeño jardín
donde se pueda alojar
la luna cuando esté llena,
donde el sol pueda gozar
de caldear el ambiente
mientras, con cariño, cueces
judías blancas o verdes.
Y esperaremos la muerte
como un lejano presente
y, hasta que llegue, quererte
como sólo tú mereces.


Nombre: Leonardo Albert Casadó.

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