lunes, 18 de septiembre de 2017

6. AMOR DE MUJER por LEONARDO ALBERT CASADÓ

AMOR DE MUJER
Con la entrega de una rosa
me juraste amor eterno
y yo creí, esperanzada,
que había verdad en ello.
Aquella noche, en la cama,
me dormí en un feliz sueño
fundiendo en una ilusión
a tu amor con mis anhelos.
Sin embargo, al despertar
con la rosa entre mis pechos,
tenía manchas de sangre
en las puntas de mis dedos,
producto de las espinas
clavadas en mis deseos,
presagio de tu traición
en las rejas de Loreto,
de Isabel o Margarita
y otras más que no recuerdo.
Los pétalos de mi rosa
se marchitan por momentos.
No existirán para mí
los amaneceres bellos,
no gozaré de la nieve
en las mañanas de invierno,
ni oiré el correr de las aguas
ni el canto de los jilgueros.
Dios perdone mi pecado
si es que con ello le ofendo,
pero no habrán de importarme
ni su cielo ni su infierno.
Mas como Dios nos regala
grandes muestras con su ejemplo,
perdonando tantas veces
nuestras dudas, nuestros peros,
sin querer ser como Dios,
eso es lo que yo te ofrezco:
El perdón a tus mentiras
y a tus locos devaneos,
porque, si a mi lado vuelves,
yo te admitiré de nuevo
con la esperanza que sea
para siempre y sin secretos.
Que mi rosa recupere
fragancia a los cuatro vientos.
Que mi ilusión es tan grande
y es tanto lo que te quiero,
que en nada aprecio la vida
si no es para mí tu cuerpo,
que yo no quiero vivir
si es que tu alma no poseo.


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